En Clinica Bio desde el 2008 somos expertos en el cuidado hormonal natural, creemos firmemente que el desequilibrio hormonal nos lleva ser mas propenso a enfermedades crónicas degenerativas y a presentar síntomas y signos mas marcados del envejecimiento, por lo que ponemos a continuación un estudio hecho en E.U.A. en el 2011, el cual es uno de los pilares de las terapias de reemplazo hormonal bioidentica.
Terapia de reemplazo hormonal bioidéntica con testosterona en mujeres.
Hay cientos de artículos científicos que avalan la utilidad de la Terapia de Reemplazo Hormonal Bioidéntica (TRHB) en la prevención de enfermedades y en el mantenimiento de la calidad de vida a lo largo de los años. Sin embargo su uso todavía no está extendido entre la población y los profesionales sanitarios, por distintos motivos, no estrictamente científicos. No obstante cada vez hay más demanda de terapia de reemplazo hormonal realizada con hormonas bioidénticas y también más médicos interesados y formados en su prescripción. Por lo general, la terapia de reemplazo hormonal bioidéntica de las mujeres se centra en el estradiol y la progesterona (hormonas femeninas), y la los hombres en la testosterona. Sin embargo, la testosterona es también una importantísima hormona en las mujeres, con numerosos efectos beneficiosos.
La Dra. Rebecca Glaser es una cirujana especializada en cáncer de mama y a la vez uno de esos médicos muy interesados en la prevención de la enfermedad, en la calidad de vida de sus pacientes y en evitar que tengan que llegar a la cirugía. En este sentido ha desarrollado una línea de investigación, junto con la Dra. Constantine Dimitrakakis, sobre el tratamiento con pellets subcutáneos (gránulos) de testosterona bioidéntica en mujeres sanas premenopáusicas y postmenopáusicas y mujeres con cáncer de mama.
La testosterona en las mujeres disminuye a partir de los 25 años aproximadamente, de manera que los niveles plasmáticos de una mujer de 40 años pueden llegar a ser la mitad que los que tenía a los 20 años. Esta disminución puede relacionarse con numerosos síntomas y signos propios del proceso de envejecimiento como disminución de la vitalidad, alteraciones del estado de ánimo (irritabilidad, tristeza, ansiedad…), cansancio permanente, disminución de la libido, sofocos, descalcificación de los huesos, perdida de masa muscular y fuerza, aumento de peso graso, pérdida de memoria y alteraciones del ritmo vigila-sueño. Muchos de estos síntomas se dan también muchos años antes de la menopausia y pueden ser debidos a la disminución de los niveles de testosterona (y no a la bajada del estradiol, propia de la menopausia).
El tratamiento con testosterona en mujeres mejora significativamente los síntomas de la menopausia: sofocos, alteraciones del sueño, depresión, cansancio…
El implante subcutáneo de testosterona produce mejoras globales, tanto psicológicas, físicas como urogenitales en las mujeres premenopáusicas y postmenopáusicas. En el estudio publicado por la Dra. Glaser en la revista Maturitas(1) se analizó el efecto de la testosterona sobre los siguientes aspectos:
- Sofocos y sudores.
- Molestias cardiacas, como palpitaciones, sensación de latidos fuertes, opresión en el pecho.
- Alteraciones del ritmo vigilia-sueño.
- Estado triste o depresivo, cambios del estado de ánimo.
- Irritabilidad.
- Ansiedad.
- Cansancio físico y mental (pérdida de memoria y concentración).
- Problemas sexuales, disminución de la libido, del rendimiento y satisfacción sexual.
- Problemas de la vejiga, como incontinencia o aumento en la frecuencia de la micción.
- Sequedad vaginal y dispareunia (dolor).
- Molestias articulares y musculares.
Todas estas preguntas pertenecen a un cuestionario científicamente validado, el MRS (Menopause Rating Scale) y su respuesta se cuantifica del 0 al 4, según el siguiente criterio:
- nada
- leve
- moderado
- severo
- muy severo
Este cuestionario fue realizado a 300 mujeres premenopáusicas (un tercio de ellas) y postmenopáusicas antes y 12 semanas después del implante de un pellet subcutáneo de testosterona con una dosis personalizada para cada mujer. Todas ellas presentaban síntomas previos relativos a un déficit androgénico (de testosterona) como insomnio, depresión, ansiedad, fatiga, dolores de cabeza, sofocos, disminución de la libido, dolores articulares y óseos, pérdida de memoria, sequedad vaginal. Las mujeres premenopáusicas presentaron más problemas en el ámbito psicológico (preguntas 4, 5, 6 y 7) y las postmenopáusicas en lo relativo a los síntomas físicos (preguntas 1, 8, 9 y 10).
A las 12 semanas todos los valores de las 11 preguntas mejoraron muy significativamente tanto en las mujeres premenopáusicas como postmenopáusicas. Por ejemplo, el valor medio de la tercera pregunta (alteraciones del ritmo vigilia-sueño) pasó de una media de 2,43 (entre moderado y severo) antes del tratamiento a 0,69 (entre nada y leve) a las 12 semanas del implante; la pregunta 7 (cansancio físico y mental) pasó de 2,58 (moderado-severo) a 0,89 (nada-leve), y así con todas las demás. La media de la suma de las 11 respuestas antes del tratamiento en todas las mujeres aportó un valor de 21, que pasó a ser de 6,8 a las 12 semanas del implante.
Un aspecto sumamente importante de este estudio es que se debe tratar el síntoma y no el valor plasmático de la testosterona. El valor de la testosterona en plasma no guarda una correlación válida con la incidencia y la severidad de los síntomas.
Este estudio forma parte de otro mayor en número de pacientes y tiempo de seguimiento del cual van saliendo resultados a medida que el tiempo pasa. A la fecha de publicación de este estudio no se había documentado ningún efecto adverso en más de 1.200 mujeres tratadas con más de 7.000 pellets de testosterona a lo largo de 5 años.